miércoles, 6 de marzo de 2013

Transformar la vida.

La poesía es en gran parte una transubstanciación de la realidad. Un autor recoge una serie de impresiones sensibles del entorno y las plasma en el papel, representadas en signos lingüísticos escritos y reconstruídas, después de haberse filtrado por el tamiz de su imaginario. Así, el lector que nunca estuvo en Palmira puede sentirse arrebatado por las emociones que la ciudad hubiera inspirado a un poeta cualquiera, sin que necesariamente sepa a qué exactamente se refiere en concreto el escrito. Es por eso que la poesía es por tendencia menos descriptiva que la prosa y ha de introducirse solo con mucha cautela en el campo de la observación objetual de la realidad. Sin embargo, esto no debe servir de excusa, como ocurre tantas veces, para que el lector se tenga que conformar. Para diferenciarse de una mera construcción o reconstrucción embellecedora de la realidad, es decir, para conseguir trascender el simple ornamento y llegar a ser una verdadera obra de arte, la poesía en tanto que reflejo estético de la realidad, ha de recoger una voluntad transformadora, ya sea de cada individualidad social o de la sociedad en su conjunto. La poesía verdadera ha de contener un impulso para transformar las propias condiciones de vida.

3 comentarios:

  1. Cojonudo el texto.

    Yo diría que más que voluntad es inspiración. El daimon como digo yo que se apodera de ti y no deja de hablar, como si fueras esquizofrénico perdido.

    Repito e insisto: cojonudo el texto. La pregunta es por qué este tipo de blogs tienen tan poca recepción. Es una puta vergüenza. En fin...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, varias cosas:
    1) Viniendo de ti, con lo puesto que andas en teoría y filosofía de la literatura, esto es más que un halago.
    2) Lo de la difusión, pues es una cuestión de marketing, supongo. Es como si tienes el mejor CV del mundo o has escrito una novela cojonuda; si no le das bombo o no te molestas en crear redes, olvídate. No me parece del todo injusto. Lo peor es si te das bombo y acabas en lo mismo, pero en tal caso a algún sitio siempre llegas, yo creo, aunque nunca sea el que debiera.
    3) Yo es que en la "inspiración" como algo exento, abstraída de sus condicionantes, como cosa en sí, nunca he creído mucho (ni nada, vaya). En cualquier caso, el cambio que propones es intereante, ya que "voluntad" tiene más un matiz de consciencia de lo que se está haciendo, mientras que "inspiración" elimina ese matiz e incluso incide en la parte que pueda jugar el subconsciente. Y no por ser subconsciente tiene menos valor el modo en que se da forma. Sin ir más lejos, Flauvert, que era más bien conservador, creía además observar la realidad con impasividad y reflejarla sin tomar partido, cuando no es nada así y de hecho eso hace que su obra sea más grande que la de otros en su época y estilo (en un sentido objetivo, ya que personalmente nunca me ha gustado mucho; sé que a ti sí). Quizás, lo mejor sería, frente a "voluntad" o "inspiración", decantarse por "impulso", recogido en la última frase.
    Gracias por pasarte y por comentar.
    Recibe un cordial saludo.

    ResponderEliminar